sábado, 17 de julio de 2010

Dulce Juanita

Me encanta ponerle ritmo y melodía a las cosas que escriben las personas que están a mi alcance. (Sea original o no)
mentenblanco

Y a mi me causa gracia porque se indigna, porque cree que las sabe todas y mucho más, que vos, que yo, y que Manuela cuando prepara esas tortas tan ricas.
MMM, detestable, empalagoso hasta el hartazgo, como una melaza que de sólo pensarla te hace sentir irremediablemente metida en un sucundúm lleno de jalea excesivamente dulce (incluso para mí) y pegajosa y quisiera encontrar una forma de decirlo que te produzca la cara que me saca a mi en este momento, pero esta pastita atrofió los pensamientos en mi cerebro y el fresco fluir de las palabras. Porque fresco, eso es, es el antítodo de esta mugre, que empieza tan linda, tan atenta, tan, justamente, dulce, como toda arma mortífera de la peor, cuando ni siquiera estabas prevenido.
Jamás ibas a imaginarte que esa hermosa formita a todos tus sentidos iba a multiplicarse e iba a engatuzarte hasta atarte de pies y manos para poder seguir introduciéndote en vos y más y más y más y más y ya no podés más, pero más.
El calor innecesario; fijate que hasta el mismo calor se vuelve innecesario.

Cuando le pasó a Juanita, que era tan chiquita tan chiquita y quedó tan grande la pobre desafortunada me miraba con ojitos de no poder ni querer evitarlo, y yo cómo iba a saber en el baile que se estaba metiendo. Nos arrastró a todos y el bar quedó desierto de razón, era una lucha de pasiones furibundas en donde nos pegábamos hasta a nosotros mismos y yo la miraba a Juanita, que la quería tanto y sólo podía pensar en agarrarla pelito por pelito hasta dejarla pelada suavemente y sin importar que fueran como un millón. Y más cuando la vi pegándole a Pedro de esa manera la muy desgraciada cuando yo la había ayudado tanto tanto.
Seguramente no se acordaba.
Porque ella es demasiado estrella como para ponerse a pensar de vez en cuando en los infelices que quedamos opacados en su brillo, cómo si sólo viviéramos por y para ella, tomando nota y tratando de imitarla. Eso es muy triste. O porque efectivamente estoy vacía y no fue sólo una duda que llega cuando nos baja (mucho) el azúcar o porque ella no sabe VER a las personas. Sólo puede ver un espejo.
Pero yo jamás podría pensar así de Juanita.

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