viernes, 4 de junio de 2010

Y sí, me pasé una gran cantidad de minutos preciosos buscando la foto que fuera la última pieza del rompecabezas perfecto que pudo haber sido mi posteo anterior (pero que por poquito no lo fue) y ninguna llegó a convencerme, porque creo que además el conflicto radica en una especie de algo un poco menos feo que resentimiento interior hacia las fotos. ¡Hay tantas cosas que me gustaría expresar a través de las fotos! pero me siento muy bloqueada en ese canal, capaz que en mi otra vida fui el sol que arruinaba las fotos y las cámaras quedaron enojadas conmigo o capaz que todo esto es una sarta de banalidades que nada más pueden ocurrírseme a mí a esta hora cuando no hay nada más que hacer (y no sólo es una mentira atroz lo último que dije si no que todo esto no me vuelve más especial, soy sólo una observadora de cosas que capaz no estaban ahí y a mí se me pasó por la cabeza ubicarlas en tiempo y espacio)
Capaz capaz capaz.
Esa palabra la repito tantas veces últimamente como las rayitas en la senda peatonal que no se borró y que jugás a pisar cuando sos más corto de edad y menos corto de imaginación, imaginando justamente o así fue en mi caso que son piedras firmes en medio de un río de lava y bien podrías imaginarte qué te podía llegar a pasar si caías afuera de tu sustento. Tu vida entera pasaba a depender de una fracción de senda peatonal en el camino de vuelta de la escuela que vos te sabías de memoria pero automáticamente y siempre nos quedamos esperando que mamá y la mamá de la amiguita terminen de hablar de muchas cosas y cuantas más cosas mejor es un factor directamente proporcional a la posibilidad de que mi amiguita y yo terminemos en una misma casa tomando la leche y jugando a algo súper divertido.
Viste cuando leés algo y fotocopiás el estilo? me daría mucho miedo que me pase y me aterraría finalmente darme cuenta de que la gran catástrofe está tomando lugar así que no me soprendería encontrarme trepada a la lámpara, de semblante bastante más pálido que lo normal y pidiendo a merlín que todo acabe y sea sólo una pesadilla (mentira, todos sabemos que me sorprendería muchísimo, pero mucho más que saberme fotocopia) =( =D
Hablando de sueños o de pesadillas o de ese mundo paralelo (¿que vivimos?) hoy soñé como con muchísisisisisisisisisisisisososososososasasaasesesesessisisisisimas cosas, tantas que, lógicamente no me las acuerdo todas (y para nada me cierra eso que dicen que los sueños duran en realidad muy pocos segundos, aunque tiene sentido cuando lo querés contar y pensás que va a ser interminable y se te escapan en unas pocas palabras pero eso no pasa siempre). Me acuerdo por ejemplo que soñé que estaba memorizando el sueño para poder contarlo (y esto no es otra artimaña literaria)
y lo más importante, el sueño que me agitó: soñé con Harry Potter, audiencia.
Así es.
Pero mi afortunado amigo Harry esta vez perdía porque se enfrentaba a Voldemort en mi casa de Las Toninas luego de haber sido protegido en una moderna versión de la Madriguera con una campera de adidas que te volvía invisible si te hacías bolita (tengo noción de haberme hecho bolita entre mis sábanas en ese mismo momento) y ahora que lo recuero las puertas eran como cinco, hasta había una de vidrio y una como de ascensor (esas que tienen todos rombitos con la idea de poder plegarse) y de repente Bellatrix Lestrange que era bastante parecida a mi mamá treintañera nos veía a través de los rombitos y una desesperada Hermione Granger (Emma Watson) nos hacía correr hacia una escoba Saeta de Fuego y aterrizar en el lugar donde finalmente se dio lugar al enfrentamiento con una participación tan paupérrima de nuestro protagonista (que por pura coincidencia parecía tener ciertas similitudes con el reconocimiento de mi cuerpo en el espacio). Voldemort le decía "a ver, te dejo tirar a vos primero, mirá, te doy la oportunidad de que me mates" y un ingenuo Harry le tiraba un hechizo que Voldemort fácilmente esquivaba flexionando las rodillas y luego le lanzaba una maldición a (mí) que como una pelotuda (soy Harry) intentaba "atajar" y lógicamente fue una atajada espectacular así que me empecé a sentir bastante mal porque habían destruido mi cicatriz pero me habían dejado como si hubiera comido tres kilos de mazapán que se deslizaban por mis adentros con el movimiento que podía brindarle dos litros de cerveza, es decir, me sentía como si me hubiera dado una tremenda patada al hígado (y todo esto era la maldición de Voldemort el curandero) pero yo no me quería dar tan fácil por vencida porque iba a decepcionar a todos los que habían confiado en mí, entonces empecé a hacerme la fuerte y tirar todo tipo de hechizos hacia Voldemort y sus mortífagos (siempre en mi casa) pero sólo se me ocurrían dos, que eran Wingardium Leviosa y Desmaius y ni siquiera me salían y menos contra Voldemort (el muy genio estaba tirando chispitas por doquier queriendo demostrar así lo poderoso que se había vuelto luego de hacerme notar lo mucho que puede sufrir mi hígado y cabe aclarar para darle un toque de magia que yo veía como todo gris). Ahí se me ocurre la súper idea de intentar algún patronum y te juro que le ponía toda la onda y pensaba en momentos felices (que no sé si eran míos o si era esa fotito de Ron Harry y Hermione que aparece en la peli 2) y como éramos tan pocos cae Umbridge para seguir basureándome, como si no me sintiera lo suficientemente como el orto.
Entonces, como la gente se dio cuenta que el espectáculo se estaba volviendo lamentable y que Harry había caído a la pelea sin dormir y actuaba como un gran gil se empezó a ir, creo que a la playa. Y yo me desperté y había vuelto la luz.
Me alegró mucho que haya vuelto la luz, fue como si también hubiera vuelto a mi corazón porque me había angustiado mucho absorber por los ojos toda esa marea densa de oscuridad tanto en mi casa como en tantas casas y calles. Me di cuenta lo mucho que dependemos de esta fuente de energía porque, por ejemplo, mis hermanas se pegaron el embole de sus vidas porque no había compu ni tele y de esa manera surgió un divertido pasatiempo entre ellas que pongo todas mis fichas a que ayudó a unirlas un poco más y a que esto no suena a moraleja de cajita feliz. Yo me bañé con los ojos cerrados porque se rumorea también que de esa manera se desarrolla el cerebro y como pude ir a voley mi día se alegró y se volvió justamente, menos oscuro y la terminé pasando genial, me pareció muy tierno soplar la velita cuando me quise ir a dormir. Comimos sobre servilletas unas empanadas que estaban bárbaras y yo tenía mucha hambre, entonces todo parece más rico y fue a la romántica luz de las velas.
Pero lo romántico no fue hasta hoy, cuando de regreso de juntarme con unas hermosas personas en un hermoso parque jugando una espectacular partida de truco, tomando unos limpios mates, me subí al subte y conocí al que pudo haber sido el amor de mi vida y estoy segura que algo en la física espacial cambió en el momento en que vivimos el uno para el otro (porque antes no existíamos el uno para el otro y pronto vamos a dejar de existir). Al subte me subí por casualidad por la gracia de un buen hombre que sostuvo la puerta mientras yo me apuraba en sortear el molinete y el obstáculo que representa intentar agarrar las moneditas del vuelto (pero cómo ayudan). Él se subío una estación después que yo y yo estaba mirando sin ver a cualquier cosa o persona que gustara pasearse ante mis ojos sin compromiso alguno hasta que llegó el y empezamos a concentrarnos el uno en el otro y se dio que en ese momento tuve mucha más confianza en mí misma que Harry en mi sueño y pude definir que él definitivamente estaba concentrándose tanto o incluso más que yo en él. Se paró cerca mío y estuvimos en contacto físico por un momento (su espalda sobre mi mano). Sé que los dos fuimos conscientes de eso y me sentí muy vulnerable en ese encuentro. Se pasó tanto fuego por mi cabeza que me conformo con confesar alegremente que nada tiene que ver con el superficialismo al que tanto rechazo tengo y que tanto interfiere en mi vida (el rechazo, no el superficialismo) es algo que me repugna. Esto era hermoso en sí. Nos bajábamos en la misma estación (en la última) y pusimos cuidado en permanecer cerca el uno del otro en el corto tiempo que duró nuestra relación (esto es más creíble cuando digo que no viajaba en hora pico y que para seguir el viaje teníamos que cambiarnos de tren). Me arriesgaría a decir que hasta lo extraño un poquito, pero en contra de toda regla, tengo por seguro que arriesgando a esta hora y con menos minutos para dormir (que nunca están de menos) no hay nada para ganar. Así de absoluto.
Fin de la conversación.

1 comentario:

  1. Me encantó ese texto, y me reí tanto cuando dijiste lo de Harry en Las Toninas...
    Y me acordé de cuando nos ENCANTABA Harry Potter. No hay palabra más apropiada.
    Te amo Noe :)

    ResponderEliminar